Contando
un límite internacional
continuo de 2.219 kilómetros y un total de 603 hitos que demarcan la línea divisoria,
la frontera colombo-venezolana es considerada una de las más activas a nivel
mundial tanto por las relaciones culturales, sociales, económicas, entre otras.
Específicamente
la frontera Departamento de Arauca (Colombia) y Distrito Alto Apure (Venezuela),
cuenta con una serie de instituciones como Caritas, Acnur, Haias y Comisión
Nacional para Refugiados (CNR), destinadas a la atención permanente de las
Personas Necesitadas de Protección Internacional (PNPI) y de los ya
considerados Refugiados.
Un rostro marcado
por la guerra en Colombia
Pedro
Pérez (nombre ficticio) es un ciudadano colombiano de 80 años de edad, quien al
igual que muchos colombianos padece los embates de una guerra que nunca auspiciaron, sin embargo, son ellos
los más vulnerables y trabajadores del campo los que terminan viéndose en la
obligación de emigrar de su tierra natal, en busca no solo de mejores
oportunidades sino con el fin preciso de resguardar la vida.
“Un
día me vi en la necesidad de salir de mi tierra, sin ropa, sin cobija tan sólo
con lo que traía encima, estaba en juego mi vida y la de los míos y fue así que
sin despedirme de los más cercanos me tocó venirme a Venezuela, aquí estoy
desde hace nueve años”, relata Padilla, con sus ojos humedecidos, pero con la
esperanza de vida a flor de piel.
Este
ciudadano colombiano goza del status de refugiado, afirmó que a su llegada fue
atendido de la mejor manera por las oficinas de atención al refugiado, Acnur,
Haias, entre otros organismos, quienes con interés resguardan su seguridad y óptima
estadía en el país.
En
relación al cierre de fronteras, Padilla señaló que ésta decisión toca no sólo
a la población venezolana, que cada día se ve más afectada por el
desabastecimiento, sino también a colombianos en condición bien sea de
solicitante o refugiados, pues dificulta el acceso directo a servicios de
primera necesidad.
“Debido
a la condición de refugiados no debemos cruzar fronteras y sí convenimos
acercarnos sería con autorización de los organismos competentes”, dijo Padilla.
No obstante, por la escasez de alimentos y de medicina en Venezuela tienen que
sumarse a la compra de artículos como arroz, pasta, aceite, azúcar entre otros,
productos de higiene personal, además de medicina a un costo muy alto, esto sin
duda desestabiliza su ritmo de vida.
“Nuestro trabajo
ha sido la asistencia humanitaria”
En
este sentido, en Guasdualito, Distrito Alto Apure, se cuenta con la presencia de
Caritas, coordinada por Adelaida
Correa, quien indicó que la organización nace en la zona luego de la inundación
del año 2002, donde se observó un gran
grupo de personas con necesidades de protección y se creó en convenio con Acnur, brindando asistencia humanitaria.
También
dio detalles sobre los nuevos ingresos al país, informando que Acnur sólo ha
ingresado unas dos familias en 2017. “No sólo el cierre de la frontera ha
influido, la situación país, sino también lo que ha significado el proceso de
paz en Colombia ha ayudado a que en algunos lugares la violencia haya
disminuido, eso da sensación de seguridad a los colombianos de que pueden estar
en su país”.
Correa
considera que es una situación muy positiva y de seguir así dentro de muy
pronto “ya no necesitaríamos tener el área de refugio, como de atención, sino
de seguimiento con las personas que se quedaron en el país que ya son parte de
la comunidad y requieren una atención especial. Gracias a Dios ese número va
disminuyendo y seguiremos apoyando a que consoliden su vida en Venezuela”.
Sobre
el cierre de la frontera, ordenada por el Presidente Nicolás Maduro, la
coordinadora de Caritas expresa que no ha afectado la dinámica del trabajo, más
bien ha hecho despertar algo bien positivo que es la solidaridad que se sigan
atendiendo personas de cualquier religión, cualquier postura política o
sectores sociales, ya que todos son Hijos
de Dios.
En
relación a las alianzas, Caritas Venezuela las ha afianzado con Caritas Arauca.
Se presentan situaciones comunes, han brindado apoyo en asistencia humanitaria,
alimentos, medicamentos, a la par de fortalecer las líneas de la Iglesia Católica,
aunado ahora al paso de venezolanos a Colombia, es por ello que en el vecino
país se reúnen para brindar la atención adecuada a los que están llegando allí.
Asimismo,
Caritas labora en coordinación con los militares venezolanos, ya que son los
encargados de la seguridad del Estado, estableciendo alianzas para que la
población reciba su protección y colaboración, mientras son conectados con las
organizaciones encargadas sobre el tema.
Es
importante aclarar que las personas reciben asistencia mientras se ubican, ya
capacitados se convierten en promotores, líderes de sus comunidades, en dirección
a su desarrollo, para ello reciben kits de trabajo para cría de animales, huertas
comunitarias, clases de habilidades manuales, oficios que ayudan a que
desarrollen las actividades económicas y brinden servicio a la comunidades.
En
esta línea se complementan proyectos sociales, de salud y educación como
pilares fundamentales, cuentan con una cooperativa de artesanas entre
refugiadas y venezolanas y un grupo de adultos mayores de pequeños agricultores,
centrados en trabajos para su sustento y que puedan mantener su identidad como
campesinos.
Igualmente
trabajan con proyectos de integración para las comunidades de los municipios Páez
y Rómulo Gallegos, ya que los refugiados compartirán con los nacionales y quienes
deben conocer sobre el derecho al refugio, puedan identificarlos, acompañarlos
en esta red de protección, en la prevención de víctimas y violencia de género,
brindando la ayuda que requieren y puedan posteriormente regularizar su
situación legal en el país.
Es
por ello que colaboran con los aranceles, con los viajes a San Fernando,
capital del estado Apure, para solucionar su situación legal, además coordinan
convenios con otras organizaciones de refugiados, migración, entre otros,
siempre teniendo conocimiento de sus derechos.
Además
las personas que ingresan al país por diversas causas cuentan con una
legislación, como es el artículo 69 de la Constitución Nacional de la República
de Venezuela que contempla el derecho al asilo y al refugio, asimismo, la Ley
Orgánica sobre Refugiados o Refugiadas y Asilados o Asiladas, publicado en
Gaceta Oficial N° 37.296 del 2001 y con el Reglamento de la Ley Orgánica sobre
Refugiados o Refugiadas y Aislados y Aisladas en Decreto N° 2.491 publicado en el
año 2003.
“Yo llegué hace
24 años por la muerte de mi esposo”
Al
observar a Leticia Rodríguez vemos una mujer alta, de tez morena, alegre, que
emana fuerza, con vestimenta colorida, un accesorio particular en su cabello…
en ningún momento pasaría por la mente de nadie que pasó por una situación tan difícil.
“Soy
una colombiana de Cravo Norte, departamento de Arauca, yo llegué hace 24 años
por la muerte del esposo mío que era agente de la Policía de Colombia, luego de
su asesinato nos desplazamos a Venezuela, con mis hijos pequeños, a los dos
años de estar aquí fue que me metí como refugiada, me daba miedo llegar a las oficinas
ya que uno no sabía quién era quién”.
“Sólo
llegué con un poquito de ropita, tuve que dejar todo, con más nada, lo más
importante fueron mis hijos y aquí me encontré con un pueblo bueno, Venezuela
era un paraíso, me encontré con mucha gente muy buena que me ayudaron, vecinos
que me dieron una cama, una estufa, yo no sufrí... A los días la gente me
ayudaba a buscar trabajo, lavaba, cocinaba, para mis hijos que en ese entonces
eran pequeños. Yo llegué con un niño especial, con malformación genética, y me
ayudó mucho el gobierno en ese tiempo. Ahora él tiene 23 años ya es un niño
prácticamente normal, porque le han hecho muchas cirugías en el rostro”.
A
su vez se dedicó a vender comida, empanadas, sancocho de gallina, y cuando el Servicio
Jesuita para Refugiados (SJR) tenía presencia en la zona le ofrecieron un
crédito para impulsar sus ventas.
En
ese tiempo alguien le habló sobre una oficina de desplazados en Guasdualito. “¿Usted
no ha ido?, es bueno que vaya y cuenten su caso que es interesante, usted tiene
las pruebas que es desplazada, allí le van a dar la ayuda, el refugio”, le
recomendaron y así llegó a la oficina.
Particularmente
expresa que posee cédula de residente y la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente (Lopna), le ayudó con los papeles para su niño especial,
además para la niña que este año sale del liceo, quienes recibieron la
documentación a los 5 años de estar estudiando, también acuden a los servicios
de salud en los centros de la zona como el CDI, y gracias a su trabajo diario
cuenta con una vivienda “propia y buena”.
Actualmente
trabaja en labores de limpieza y asegura que siempre ha contado con la ayuda de
Adelaida en Caritas, con las manualidades en la Cooperativa “Manos Artesanas de
Guasdualito”, donde cada refugiada con su arte hace tejidos, zapatos,
trabajaban con madera, y presentan sus diseños en fechas especiales como el día
de la madre, del padre y para la Feria de Elorza.
Sobre
el cierre de la frontera, comenta que ha sido afectada. “Nos hemos visto
afectados por la cuestión de los alimentos, para nosotros no es fácil cambiar
la moneda, para comprar los alimentos y las medicinas, sí nos hemos visto
afectados un poquito pero hay que superar todas las barreras, seguir trabajando
y saliendo adelante”.
“Ayudamos a las
personas que tuvieron problemas desde Gaitán para acá”
Sergio
Salvador, del área de Fortalecimiento y Movilidad Humana de Caritas, con sede
en Caracas, informó que continúan con el circuito humanitario, oficinas en
Machiques, Guasdualito, San Cristóbal, Caracas y con el Consejo Noruego habilitaron
oficina en Barinas.
“Trabajamos
también para apalancar las ayudas humanitarias, ayudamos a las personas sobre
todo luego de la debacle que tuvieron con los problemas desde Gaitán para acá,
se llegaron a contabilizar muchos ataques, enfrentamientos de diferentes
grupos, ahora están en otro proceso de paz, ya se están desmovilizando, y nuestro
país fue siempre un país receptor”.
La
estadística para todo el cruce humanitario de Colombia a Venezuela ha disminuido,
el país tuvo una historia hermosa con puertas abiertas, los hermanos
colombianos han tenido estadía en sectores rurales y luego se trasladan a los
centros poblados. “Tenemos historias muy hermosas, el colombiano es gente
trabajadora, para adelante, que trabajan la tierra, buena gente”, expresó.
Ahora
Venezuela se presenta como país de migrantes, es por ello que Caritas de otros
países les colaboran a los venezolanos, han constatado que el venezolano a
nivel nacional es un pasante económico, en este caso brindan abordaje económico,
se les informa sobre los problemas de trata, con el porte de la mujer
venezolana, las grandes mafias se aprovechan.
Anteriormente
salían del país jóvenes con potencial académico, ahora emigran de todos los
estratos, medios y bajos, muchos venezolanos están buscando sustento económico
y alimentario en Colombia.
Lo
importante, en todo caso, es que del lado de la frontera que se encuentre la
persona sea venezolano o colombiano, siempre va a contar con la mano amiga de
las organizaciones encargadas de brindar cobijo a las Personas Necesitadas de
Protección Internacional (PNPI) y Refugiados, como Acnur, Haias, Caritas y la
Comisión Nacional para Refugiados CNR.
Un trabajo de las periodistas Yetsi Rangel, Sheymar
Salas y Yelitza Urbina