San Fernando de Apure
Los alimentos que reciben no
son suficientes para preparar la cantidad necesaria y cumplir con las 3 comidas
diarias en el Liceo Bolivariano Francisco Lazo Martí de San Fernando. Para
aclarar dudas planteadas por representantes, se decidió ir a las instalaciones
y conversar con el personal que allí labora, quienes aseguran hacer lo posible
por lograr la elaboración y distribución de la comida para atender a todos, la
mayoría de días posible.
Esta institución es piloto para
la aplicación del horario integral de 7:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, atendiendo
una matrícula de 1.025 alumnos. Actualmente, Mercal, ente que los surte, solo ofrece
despacho para 3 días de alimentación, por ello no se incluye el desayuno ni
merienda, además las condiciones estructurales no permiten hacer más de mil
arepas, por citar el plato más tradicional. Ello obliga a no cumplir el horario
estipulado.
Sumado a los estudiantes hay 25
cocineros, el secretario, una obrera de planta, dos profesores encargados, más
el personal docente.
Los rubros, que son buscados
básicamente los días martes en la tarde, no son escogidos por los empleados del
comedor sino por Mercal. Deben llevar hasta las hojas blancas para poder hacer
las facturas.
El promedio de despacho, según
las facturas, es de 386 kilogramos o menos de carne y pollo, pero a diario se
gastan 180 kilogramos de alguno de dichos productos. En noviembre solo ofrecieron
sardina en el almuerzo y carne solo algunas veces. Durante los días de clases
en el mes de diciembre no hubo despacho.
En el recinto laboran desde las
6:30 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde. Los trabajadores explican que no trabajan
completo porque no ofrecen desayuno ni merienda, tanto por la inferior cantidad
de alimentos recibidos y debido a las condiciones de trabajo. Fedes y la Zona
Educativa se comprometieron a dotarlos. Esperan cumplan.
Ya los utensilios de cocina
están evidentemente deteriorados. Es de agregar la solicitud de equipos de
refrigeración, los existentes son insuficientes para la capacidad de resguardo
que deberían tener.
En el último pedido les dieron frutas,
pero no azúcar. Para esta semana enviaron suficiente lechosa, como ocurre de
manera común. Cuando están muy verdes deben preparar dulces que venden a los
profesores como mecanismo de autogestión para poder comprar detergentes, ya que
además de escasos tienen precios súper elevados. La ausencia de productos de
limpieza se evidencia en las instalaciones.
Tampoco hay gas doméstico. Una
trabajadora alquiló una bombona pequeña llena. Solo para este miércoles. Un recipiente
de los más grandes puede utilizarse en una semana aproximadamente.
De igual forma, no hay servicio
de agua, porque el equipo (bomba) se dañó. Cargan el vital líquido desde el
tanque con tobos, para cumplir con los quehaceres. Así como solventaron esta
situación “con las uñas”, debieron hacerlo para adquirir sal. Con dinero del personal
del comedor compraron un saco.
Otro de los alimentos con
cantidades muy por debajo de la medida de consumo estimada que llegó fue el
pepino. Solo 20 kilogramos, lo que en promedio se utiliza en un día.
La cebolla casi toda estaba dañada,
los 60 kilogramos de naranja son insuficientes tanto para repartirlas y para
jugos no hay agua ni azúcar. Ajo no han enviado durante los últimos meses. Otro
ejemplo es la inclusión de dos paquetes de galleta “María”, es decir 20
unidades, por muy buena distribución que hagan es imposible surtir aunque sea
al 1% del estudiantado.
Frente a esta situación el
desafío es la viabilidad de mantener el horario integral en una institución
donde no se cuenta con el ambiente requerido para permanecer durante todo el
día, no solo extenuante para los estudiantes sino para profesores. Este ensayo
no funcionó.
La voz oficial
Al respecto, Luis Santos,
director de la institución, se refirió a la situación afirmando que “el equipo
que está al frente del comedor se ha esforzado por dar lo mejor y ha hecho el
trabajo necesario en beneficio de los estudiantes”.
Reiteró que “se trabaja con los
alimentos que se entregan. Si una semana dan sardina, hay que adaptar el menú a
eso, aunque a los muchachos no les guste es un alimento muy nutritivo (…) se
cocina lo que hay”.
Hizo un llamado a la comunidad
para que siga haciendo contraloría social, sin embargo, pidió que no se saquen
conclusiones desde afuera. “Sepan que aquí se trabaja con lo que se tiene”,
enfatizó Santos.
Indicó que el aumento de rubros
se ha pedido a Mercal. En cuanto a la infraestructura el Ministerio de
Educación ha prometido dotar y trabajar para concretar las mejoras. Santos
confía en la respuesta del ministerio.
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