lunes, 6 de julio de 2015

La angustia está intacta a una semana de inundación en Guasdualito

Miguel Cardoza
Guasdualito

Desde el viernes 26 de junio comenzó la inundación, (pero no generalizada), en las adyacencias de Guasdualito. Fue el lunes 29 en la noche cuando entró el agua luego de que el río Sarare se desbordara. Lagunas, caños y agua esparcida en la sabana sobrepasó los diques y llegó a la zona centro.
Una semana después el panorama es preocupante en cuanto a la salubridad y sobrevivencia para las familias damnificadas, aunque en lo que respecta al área médica el Ministerio de Salud se comprometió a atender oportunamente y evitar una epidemia. Se estima que ha bajado el nivel de agua unos 10 centímetros, pero ello significa muy poco para algunos sectores donde sobrepasa el metro y medio de altura.
En recorridos por varias de las comunidades que integran el 90% de las afectadas. Desde la plaza Boyacá, y por todas las calles y avenidas del casco urbano, nos trasladamos en motores fuera de borda, es decir, hay agua suficiente para movilizarse como si se tratara de un caño común. Las pocas casas que están habitadas son de dos plantas cuyos ocupantes optaron por resistir, entre otras cosas temiendo a robos de los enseres que lograron salvar, pero quedaron encerrados en vista de que el nivel de agua es alto y se complica caminar hasta las pocas áreas secas. Al ver la prensa desde los techos gritaban pidiendo ayuda, principalmente surtido de agua.
La queja colectiva es que no los atendían porque la entrega de insumos se concentraba en el centro de acopio del Club Periquera u otras zonas y no en quienes se quedaron en sus residencias. Algunos vehículos como camiones con jaulas ganaderas servían de refugio, mientras que otros pocos aún con el agua a la cintura se negaban a abandonar sus viviendas.
En El Gamero, uno de los primeros barrios en inundarse reclaman por la ayuda tardía. Allí Josefina Rodríguez trataba de ser serena pero rompió el llanto al informar que su esposo es discapacitado, no tenía agua apta para consumo y no había alimentos, pese a que su hija desde San Cristóbal le notificó que enviaron un cargamento y supuestamente lo vendieron al llegar a la capital del Distrito Alto Apure.
“No nos han traído nada. Queremos que nos ayuden, no entendemos por qué venden la comida si eso es una donación”, expresaba desconsolada contando que subió improvisadamente dentro de su casa la lavadora y nevera pero hasta la altura donde alzó los equipos llegó el agua y se dañaron. Un testimonio conmovedor similar al de muchos otros ciudadanos.
En Los Almendros, compuesto por 150 hogares, y Manga del Río, donde residen 480 familias; están aislados. “El agua está más arriba de la cintura y es un peligro. Trajeron solo una garrafita de agua por casa y en mi vivienda hay tres familias alojadas. Eso no alcanza. Los funcionarios llegan al puente se toman fotos, graban videos y se van. Para allá no entra nadie porque hay que mojarse más”, reprochó Rosa Flores.

Cuestionaban la falta de organización y hasta de disposición para colaborarles. “Cuando empezó a anegarse fue que vino el alcalde borracho, recriminándonos porque habíamos construido cerca del río. Él ni lava ni presta la batea, porque lo impusieron en el cargo. No hace ni deja hacer”, expresaba con vehemencia Diana.
González, rechazando la espera de una situación de extrema gravedad para declarar emergencia, infiriendo que trataban de ocultar la magnitud de la situación. “Cuando hay elecciones si nos buscan pero conmigo no cuenten más”, manifestaba la preocupada mujer quien se dice agobiada por los problemas políticos, los cuales considera son el principal foco de las autoridades sin preocuparse por las dificultades sociales.

La diputada a la Asamblea Nacional, Miriam Berdugo de Montilla, realizó un recorrido por las zonas
 afectadas. Compartió con la colectividad y escuchó sus quejas, para tener un diagnóstico de la situación y luego proveerles de los insumos recolectados. La parlamentaria rechazó que la ayuda oficial no llegara a los necesitados y el gobierno diera prioridad a los temas políticos antes que a abocarse al problema.
También se hizo solidario, entre otros, "Guasdualito Activo", que integra un grupo de personas que decidieron sumarse a prestar colaboración a los afectados, liderados por el luchador social Simón Pérez, que realizaron una ardua labor para prestar apoyo al mayor número de familias posibles.

“En la parte alta la acaparan todo y no llega a Los Almendros. Hay ancianitos y embarazadas que no han sido asistidos, porque todo lo dejan lejos y no entran a las zonas más inundadas. Nadie se aboca a llevar comida, mosquiteros, ni chinchorros”, señaló con desesperación Mariela Páez, pidiendo que los organismos correspondientes se desplacen hasta donde hay personas incomunicadas.
A la orilla de la carretera nacional hay carpas improvisadas para quienes no tienen a donde ir. Ellos se movilizan hasta entes de ayuda con más facilidad, pero tienen iguales quejas. Motivado al actual escenario en general, no hay servicio eléctrico, agua, gas, entre otros. En cada refugio, ranchos de saco o tela y viviendas no inundadas mantienen el radio encendido en el dial que mantiene a la población informada, emisora donde acuden decenas a pedir ayuda.

“Yo necesito pañal para mi hija”, decía María López, habitante de Los Jabillos, mientras hacía cola frente a Fe y Alegría para recibir respaldo. Contó que perdió su cocina porque no le dio tiempo de rescatarla. Pablo Vicente Bolívar también estaba en fila esperando la entrega de un mercado. Con tristeza expresaba que el agua avanzó mucho y perdió varios sacos de cemento, insumo necesario para realizar mejoras en su casa y es muy difícil de conseguir.
Es de resaltar que posterior al decreto de emergencia se ha observado un mayor despliegue de instituciones del Gobierno Nacional, e incluso fundaciones, empresas privadas y ciudadanos organizados, brindando colaboración, no obstante sigue siendo insuficiente y desorganizado.

Llamado a la cordura ante múltiples abucheos
El acalde del Distrito Alto Apure, Jorge Rodríguez, reiteró que se continúa atendiendo a un aproximado de 40 mil personas, solo en Guasdualito, que están afectadas. Indicó que continúan activos los refugios y desde diferentes ámbitos están prestando ayuda con traslados e insumo que tengan a la disposición para poder brindar respuestas a quienes lo perdieron todo y/o no han podido regresar a sus casas.
El mandatario Distrital, mientras combatía gripe y fiebre, ofreció declaraciones en su residencia, la cual sufrió los embates de la crecida natural del río, en vista de que más allá de las lluvias se debe a un incremento natural de afluentes, debido a precipitaciones en Táchira y Colombia que influyen directamente en cauces que recorren el alto Apure.

Rodríguez lamentó algunos incidentes suscitados en la población motivado a la desesperación de la ciudadanía, como intentos de saqueos, sumado a ello los abucheos y agresiones al gobernador y la diputada Omaira Eslava. “El gobernador ha estado como dos o tres veces, pero la población está descontenta con él y lo rechazan (…) Es un momento crítico llamamos a la calma. Lo que llegue es bienvenido para nosotros no importa de donde venga”, expresó el alcalde mayor pidiendo cordura, luego de acciones de desprecio a la presencia de ambos funcionarios en diferentes comunidades.
Rodríguez lamentó que se tratara, al principio de la emergencia, de aprovecharse de los más necesitados vendiendo la comida que debía ser donada, recordando así que durante la inundación del año 2002 manejó el problema junto al general Acosta Pérez y se entregaba gratuitamente los insumos.
Es de destacar que, en los diferentes sectores visitados por equipos periodísticos muchos hacían comparaciones con la anterior catástrofe, recordando que la actual es de mayor dimensión y hace 13 años el Presidente Hugo Chávez se trasladó pronto al sitio, acción que no ha realizado Nicolás Maduro.

Entre otros datos, además de los ciudadanos, los animales también están sufriendo. Es común ver perros, gatos y gallinas en solares de casas sin tener como salir. También se reportaron obstáculos para acciones solidarias, un conocido vendedor de naranjas decidió regalar el producto y denunció que funcionarios militares le quitaron la mercancía por no estar autorizado para realizar esta acción benéfica.

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