domingo, 1 de marzo de 2015

Se incrementa violencia escolar y magnitud de acciones vandálicas

Miguel Cardoza
San Fernando de Apure

Desde el año pasado se ha evidenciado en el estado  Apure, específicamente en San Fernando, como en instituciones educativas se ha incrementado diversos hechos violentos, afectando a estudiantes y personal. Evidentemente algo anda mal. Los alumnos de determinados grados irrespetan las normas educativas y ante la aparente protección de  la ley por ser menores se escudan para delinquir.
Meses atrás conmocionó a la opinión pública como, para coaccionar a una profesora la apedrearon en la cabeza en el liceo Daniel  O´Leary, pero se menciona este caso porque la víctima se atrevió a hablar, sin embargo, hay varias historias similares en la región. No solo ataques directos a docentes sino a instalaciones como el ocurrido el pasado viernes la oficina del Centro de Deficiencias Visuales y Ciegos que funciona en el Complejo Educativo Alirio Goitía, donde lanzaron un objeto incendiario y destruyeron parte del mobiliario. Aparentemente fueron estudiantes. Estos dos casos son solo la punta del iceberg. Hay variedad en  hechos y  gravedad. Una gran deuda familiar sería la primera ocasión, en segundo lugar el entorno social y las condiciones institucionales o de convivencia.
En una entrevista televisiva del director del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), Oscar Misle, resaltó que la violencia cada vez más está presente en las aulas de clase.  Indicando que comienza por agresiones verbales y físicas. “La violencia se ha convertido en una forma de relacionarse y eso entra por casa”, dijo Misle.
Agregó que se deben evaluar las formas idóneas de crianza de los padres y madres, en las cuales no se debe utilizar la violencia. Según datos aportados por el experto a esa organización, en cada estado acuden al menos 3 denuncias diarios. Es decir, considerables casos al día, porque allí  no se cuentan los hechos que se dilucidan en otras  instancias o no son divulgados.
Pero no es sólo cuestión familiar, también influyen otros factores, aunque el primero sea determinante de la mayoría de las conductas. “La violencia escolar no es sólo contra personas, compañeros de clases, o profesores”, explica el profesor Hernán Matute, quien asevera que las actitudes del estudiantado también tiene que ver con las condiciones de los  espacios educativos.
“Los comportamientos violentos se recrean en un contexto despersonalizado que incluye: baños inservibles, carente de higiene y aseo elemental y sin privacidad; comida de comedor en estado inadecuado o no desaseada, poco control de la calidad y precios de las cantinas escolares; deterioro extremo de la infraestructura educativa (ausencia de equipos multimedia o audiovisuales), carencia de bebederos y de papeleras; pizarras y pupitres que cumplieron su vida útil, laboratorios que sólo tienen de ello, el nombre; áreas verdes inexistentes, y las canchas deportivas o espacios para la educación física en el último estado”, explica Matute.
En el plano educativo también se resalta, en algunos casos, la ausencia de docentes de manera reiterada en materias claves, lo cual genera muchas horas de ocio escolar y poco o nulo aprendizaje. En el plano docente, puede ser que los alumnos señalan que quieren y desean que el personal directivo esté a tiempo completo, involucrado con los alumnos de cara a sus necesidades, comprometido con sus funciones y que resuelvan, mostrando que se ocupan con pasión y entrega por todo lo que compete a la vida de los recintos escolares.

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