Miguel Cardoza
San Fernando de Apure
Mucho se comenta de las precarias condiciones del Hospital Pablo Acosta Ortiz, pero a la hora de evidenciar la situación el impacto es mayor. Durante un recorrido realizado ayer por miembros de los medios de comunicación, conjuntamente con médicos del departamento de Ginecología y Obstetricia, se pudo observar la difícil condición en la que laboran los profesionales de la medicina.
81 partos semanales y 49 cesáreas, se atienden en la sala de parto. Desde dicha sala los doctores y los enfermeros del área inician el recuento de las deficiencias. El aire acondicionado de consulta no funciona, por lo que se abren las ventanas para poder recibir ventilación; es de destacar que todas estas instalaciones deberían estar cerradas y acondicionadas para preservar las normas higiénicas, pero el colapso del centro asistencial es tal que no se cumple con dicha norma.
Es tan grave la situación estructural del HPAO, que el Dr. Carlos Laprea, cuenta que en algunas ocasiones se han visto roedores y hasta gusanos pernoctar en las camas donde descansan los médicos y enfermeras (os) residentes.
Un solo baño se encuentra funcionando, actualmente están recibiendo rehabilitación. Las instalaciones eléctricas están abiertas exponiendo a quienes laboran allí. Denunciaron que durante años se ha mantenido esta problemática, han hecho el llamado a las autoridades pero no se ha solventado la situación.
El óxido en las camas y equipos es evidente. Señalaron que motivado al fallecimiento de una paciente y su bebe la semana pasada, hay 4 equipos nuevos. Las puertas de los baños están recostadas porque debido a los años se deterioraron y no han sido restituidas.
Julia Zerpa, una de las enfermeras de las que acompañó a los representantes de los medios en el recorrido exigió mejoras, ya que cada vez más se dificulta trabajar en estas condiciones.
“Hemos recibido maltrato de los pacientes, tienen que colocarse en los zapatos de nosotros, aquí trabajamos con las uñas” expresó Zerpa.
Pero, hay más, la iluminación es casi nula; según informan las enfermeras, los doctores en horas nocturnas deben usar linternas y teléfonos móviles para poder atender a las parturientas, otras veces los mismos galenos compran los bombillos.
Además, los ascensores no están funcionando desde el pasado sábado, lo que obligó a que todos los pacientes debieran ser trasladados en brazos por las escaleras.
Y no solo las fallas en la planta física, pese a que reconocen se ha dotado de lagunas medicinas, aún se les solicita algunos medicamentos como, Buscapina, Viavox entre otros.
El Dr. José Luís García, indicó que no cuentan con los instrumentos necesarios para el desempeño de sus labores. “Una cosa es lo que se dice afuera y otra es la que vivimos adentro, los colchones están podridos, no tenemos baño, un solo baño par cientos de pacientes, a veces no tenemos ni un tensiómetro, a veces los mismo estudiantes deben traerlos (…) las fallas son por negligencia de las autoridades y dicen que es por culpa de los médicos para tapar sus deficiencias” aseguró.
Por último, es importante señalar que además de las dificultades para brindar atención, los dormitorios de médicos de guardia y residentes están en pésimas condiciones; colchones dañados y camas soportadas con cabilla es solo un ejemplo de cómo “descansan” los profesionales de la salud mientras están atentos para atender a quienes lo requieran.
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