lunes, 30 de marzo de 2015

Comunidad sexodiversa apureña aboga por respeto y reconocimiento

Miguel Cardoza
San Fernando de Apure

Ciertamente la tolerancia colectiva en cuanto a sexodiversidad es mayor que en décadas anteriores, no obstante sigue siendo un desafío y tema  pendiente en cuanto a formación cultural y eliminación  de  prejuicios, ya que la inclinación sexual no se elige. Sí es decisión personal la conducta que se asume.
Explorando en el tema se evidencian aspectos más profundos que la simple discriminación. Son detalles de los que aún poco se habla por el desconocimiento de los derechos y por ello millones prefieren mantenerse en el anonimato. Hersheiser Petrofky, presidente de la Fundación Renacer,  una organización  sin fines de  lucro que aboga por el reconocimiento de las personas LGBT en Apure, habló sin inconvenientes. Reconoce que no es nada fácil enfrentarse a grandes obstáculos pero se muestra dispuesto a exponerse.

Apure: poco reconocimiento
Está consiente que en Apure predomina el “machismo” y es un asunto que diariamente enfrenta la población homosexual y lésbica. Sin embargo, frente a algo que aún está lejos de erradicarse, explica que cuando alguien asume públicamente su preferencia sexual crea “una especie de caparazón o barrera para protegerse”. Ello con preparación previa, disponiéndose a ignorar los señalamientos de miles. Una situación bastante compleja.
“Venezuela es uno de los países con mas atraso en materia de derechos para homosexuales en Latinoamérica. Solo son reconocidos nuestros derechos básicos, pero hay detalles que coartan nuestro libre desenvolvimiento, como el tema de la identidad para personas transexuales, el matrimonio igualitario o la adopción”, explica Petrofky quien afirma que no todo termina en las restricciones, comparadas con las  personas heterosexuales, sino que son sometidos a tratos denigrantes como “las preguntas de rutina con agentes policiales que se burlan cuando hacen algunas requisas o en cualquier semáforo, instituciones publicas, bancos, automercados, farmacias, en cualquier lugar. Somos objeto de burla”.
Es enfático al manifestar que “no se trata de que alguien te acepte o no. Es una cuestión de respeto y tolerancia. El pueblo debe entender que somos iguales a ellos, la única diferencia es nuestra preferencia sexual”. Pese al historial de cuestionamientos y obstáculos confía que “en Apure algún día los ciudadanos evolucionarán en su forma de pensar”.

Una visión errónea de personas LGBT
A su juicio, el tema de fondo se centra en que “se han creado una visión errada de los homosexuales. Somos gente trabajadora, preparada y competente en cualquier ámbito de la sociedad”. Y en esta perspectiva de ver el tema “erróneamente” ha influido mucho la iglesia. Esta entidad llanera con la predominación mayoritaria de practicantes evangélicos hace que  la situación sea más difícil para la sexodiversidad, debido a que la postura es aún  más radical que la adoptada por la iglesia católica que, mantiene su rechazo pero ha optado por no discriminar abiertamente.
“Es fuerte porque siempre se nos acercan para decirnos que tenemos que arrepentirnos y pedir perdón por nuestros pecados, siempre citan un famoso versículo de la Santa Biblia que indica que somos aborrecidos ante los ojos de Dios. Pienso que Dios es un ser Supremo del cual somos obra y creación, no es un ser castigador, sino símbolo de amor, paz y divinidad”,  manifiesta  Petrofky exigiendo respeto.
Pero el ser abordados en la calle por un pastor o miembro de iglesia es sólo una parte del panorama, ya cuando se es adulto. La formación religiosa viene de casa y desde  niño  comienza la batalla silenciosa. “Es complicado desde que inicias el pre-escolar. Los niños te miran y te tratan diferente. Pasa por la educación primaria, secundaria, bachillerato y la universitaria. Hasta ahora, todo el tiempo hemos sido discriminados. Hay quienes se han suicidado por no poder controlar la presión (…) Es más triste la realidad a la cual nos enfrentamos cuando llegamos a la adolescencia”. La decisión que tome la familia influye mucho en los estados de ánimos y conducta.

Sexodiversidad no es sinónimo de discapacidad
Son vicisitudes de gran dimensión que demostrarían que ser gay, bisexual, lesbiana o  transexual no es de personas débiles, sino fuertes. Los años se adelantan porque se debe enfrentar problemas de adultos desde pequeños. No obstante, Petrofky considera que se han roto paradigmas porque en la actualidad ciudadanos LGBT “son médicos, abogados, profesores, ingenieros, de hecho ministros, viceministros, diputados, alcaldes, gobernadores, concejales y altos dirigentes tanto del sector público como de la alta gerencia de empresas privadas y en cualquier área, porque somos capaces de asumir cualquier responsabilidad”.
El detalle es que no todos lo asumen. “No todos tienen el coraje y la valentía para asumirse públicamente homosexuales, sin embargo, existe un grupo que sí nos atrevemos a vivir sin tabúes, que respetamos nuestra propia sexualidad para ser felices. Vivir tal como nos sentimos cómodos, agradeciendo a Dios cada día por la oportunidad de disfrutar una vida sana y ojalá muy pronto libre de violencia y discriminación”, enfatizó.
En otras naciones ya tratar el tema de la sexodiversidad no es tan complicado pero a juicio de las fundaciones como Renacer se ha avanzado lento. Las claves están, en lo personal la aceptación y en lo colectivo el respeto y reconocimiento.

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