sábado, 4 de octubre de 2014

Periodismo venezolano: de la censura a la autocensura

Miguel Cardoza
@MiguelCardoza
San Fernando de Apure
Artículo publicado en la Revista Exégesis 

En el pasado cuando ocurrían agresiones o se arremetía de diversas formas contra la prensa rápidamente muchos circunscribían los casos a escenarios internacionales y lo tomaban como normal, e incluso lo asumían con monotonía en zonas donde operan grandes cárteles del narcotráfico como en México, Colombia, Centroamérica, (cosa que se ha expandido) o donde hay conflictos bélicos como Siria, Irak o el Medio Oriente en general. Pero lamentablemente cada día estos casos están más cerca, hasta en los pueblos más remotos también desde el poder político o donde opera el crimen organizado, uno de los primeros objetivos a controlar son los medios de comunicación.

En Venezuela en las zonas fronterizas existe el tangible temor por el accionar de los grupos armados, es vox populi. Más allá que un periodista sienta miedo al investigar tampoco encontrará quien hable, particularmente en la zona de frontera con Colombia. La zozobra es colectiva. Pero es aún más terrible cuando las amenazas, persecución, medidas fiscales, regulaciones jurídicas absurdas, ataques físicos, en general la censura, proviene del Gobierno como ocurre en Venezuela. Ambas presiones son igual de reprochables.

En 2013 se incrementó en 328% la aplicación de controles sistemáticos por parte del Estado a los medios de comunicación, según el Instituto de Prensa y Sociedad. Bárbara cifra. Más allá de ese número está la cruel realidad: el temor generalizado por los controles agudos elevados con instrumentos jurídicos, entre otros, la Ley Mordaza o Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión aprobada en el año 2004 y a la cual en 2012 se le hizo una reforma para incluir a los medios electrónicos y así controlar los contenidos, entre otros, de las páginas web. Ciertamente las regulaciones son válidas pero en este caso la intención es debilitar la pluralidad y por ende afectar la diversidad e independencia de los medios. Los del poder de turno buscan instaurar a través de presiones cómo hacer periodismo según ellos, que no es otra cosa que convertir a los comunicadores en adulantes, aspecto que un periodista de corazón y vocación lucha hasta el final por no permitir. No obstante, desafortunadamente en muchos casos lo han logrado ante el amedrentamiento físico, presiones legales o la asfixia económica, como ocurre con los medios impresos y las trabas para liquidarles las divisas y adquirir papel periódico. Todos los diarios independientes de circulación nacional han reducido el número de páginas.

Fue desde el año 2002 cuando arreció la persecución paulatina de figuras emblemáticas del periodismo por parte del entonces Presidente Hugo Chávez y el ataque, incluso físico, contra medios de comunicación.
Hay que cuestionar algunos aspectos del cubrimiento durante los sucesos del 11, 12, 13 y 14 de abril de 2002 pero tampoco justifica el empeño desmedido por acabar con los medios críticos, bajo la excusa de algunos errores que en momentos de conflicto se pudieron haber cometido.
Cuando ocurrió el sonado caso del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV) el 27 de mayo de 2007 fue que el mundo evidenció con más fuerza lo que pasaba, pero desde hace rato ya venía peligrando la libertad de prensa. Una de las razones el acorralamiento económico. En Caracas y aún más en los estados apartados la pauta publicitaria era y es quitada a quienes den espacio al que no comparta la visión del poder o toca los intereses del gobierno, siendo este el trabajo genuino de los periodistas: ser voceros de los que no tienen voz.

Si en algo han sido expertos los promotores del Socialismo del Siglo XXI es en cercar. Por mencionar un caso, el estado Apure hace unos 10 años atrás era informado por 2 diarios y 6 semanarios, hoy esta región de 459 mil habitantes y 76.500 kilómetros cuadrados sólo cuenta con un diario y un semanario. Hay casi 100 emisoras de radio pero dedicadas a la música o miscelánea en un 97% aproximadamente, muchas de ellas operando ilegalmente. La autocensura es el camino de muchos para evitar estar en problemas ya que casi todo depende de papá Estado y éste es manejado a discreción, beneficiando según el color político. El gobierno en gestiones anteriores ofreció pautas publicitarias no pagó y dejó a las empresas de comunicación con enormes deudas lo que significó que muchas de ellas se fueran a la quiebra. Actualmente es prácticamente nula la publicidad del Estado a los medios locales. Los propietarios de radios, televisoras o rotativos en su gran mayoría optan por no permitir denuncias contra el Gobierno regional por temor a sanciones. Tampoco hay grandes empresas y he allí el karma periodístico, e incluso para productores particulares, situación que el poder degusta. Este relato sólo ilustra una historia de las tantas repetidas en los 24 estados del país.

Además las agresiones de un momento a otro dejaron de ser verbales, desde los más altos jerarcas, para ser físicas con golpes a periodistas, ataques a sedes de radios, periódicos o televisoras; y hasta psicológicas con mensajes de texto, llamadas intimidatorias o panfletos. Sumado a ello la excesiva preocupación a la hora de informar, ya que los casos delicados tratan de que se divulguen maquillados para que la ciudadanía no comprenda con exactitud la realidad. Para el poder mientras menos sepa la población es mejor y por ello también acude, en algunos casos, a decisiones judiciales políticamente sustentadas.

En medio de todo esto aparece el fantasma: la autocensura. Esa que presenta la idea de que la libertad de expresión está garantizada, informando una verdad parcial. Cuánto daño nos hace. Es la reina actual del periodismo venezolano. Promovida principalmente por los que gobiernan que en los últimos años han dejado claro que desprecian la prensa independiente.

¿Pero por qué la censura y autocensura es generalizada y cualquier tema es proclive a ser dejado bajo perfil? La respuesta es un trabalenguas pero se entiende fácil. En Venezuela el Estado es todopoderoso y se maneja al igual que el partido y el partido mete las narices en todo, por mínimo que sea. ¿Qué sistema de gobierno éste? se preguntarán algunos. Pues así es. Absorbente y prepotente. Por cierto, el acceso a la información pública es extremadamente limitado.
Un ejemplo simple puede ser  una pequeña pelea interna en la organización política oficial. Esos temas son censurados a nivel nacional por muy superficiales que sean. Nuevamente resalta un caso que refleja la realidad de miles en todo el territorio. El Ipys denunció que Jesús González, director del diario El Sol de Maturín estado Monagas, al oriente del país, fue despedido porque se negó a dedicar las portadas a ignorar los problemas nacionales o a divulgar las divergencias públicas que existen entre los funcionarios del gobierno. Este impreso estuvo cerrado 10 meses por la escasez de papel periódico y cuando regresó a la calle tras poder obtener el vital insumo cambió de línea editorial ampliamente favorable al madurismo y queriendo cubrir a la gobernadora Yelitze Santaella. Juzguen ustedes.

Otra de las acciones comunes es la descalificación contra los más destacados comunicadores. Buscan el asesinato moral y así sus grandes análisis e informaciones de primera mano sean ignorados por la población. Las estaciones radioeléctricas que el oficialismo utiliza son inmunes a sanciones, violan las leyes descaradamente y exponen al escarnio público a quienes se atrevan a poner entredicho cualquier acción o decisión gubernamental. Para ellos no hay ley, sólo se aplica a quien no sea aliado confeso.

Para cerrar, es importante destacar algunos de los últimos casos denunciados que han atentado contra la libertad de prensa y expresión. Hay muchos amedrentamientos que permanecen en el anonimato porque en ocasiones la amenaza no viene directamente de un funcionario público, sino de un grupo armado aliado de quienes gobiernan y ante tanta desprotección no es fácil mantenerse de pie. Gracias a Dios muchos aún lo hacemos. La frase final la tomo de un reportaje reciente del periódico El Comercio de Ecuador: “Maduro no cierra medios de comunicación, los compra”.

LOS CASOS RECIENTES MÁS SONADOS
La emisora Sensacional 94.7 FM en el estado Barinas fue cerrada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones indicando que supuestamente tenía la concesión vencida. A los minutos de ser sacada del aire, tras 22 años de servicio, “inició operaciones” en el mencionado dial e instalaciones, Radio Popular. Todo estaba preparado. Funcionarios de Conatel llegaron acompañados de la Guardia Nacional.

La reconocida periodista Nitu Pérez Osuna, una de las que renunció a Globovisión tras ser comprado por empresarios aliados de la “revolución” fue censurada una vez más. En esta ocasión Contael ordenó el viernes 15 de agosto el cierre inmediato de su programa “Aquí entre tú y yo” que se transmitía por Radio Caracas Radio, RCR 750 AM.

Entre el 28 y 31 de julio de 2014, más de 30 articulistas del diario El Universal, que fue vendido a una empresa extranjera poco conocida y que muchos dudan de su imparcialidad, notificó a más de 30 articulistas que no seguirían publicando sus opiniones. Varios periodistas han denunciado censura, entre ellos Ramses Siverio en el estado Bolívar. A la reconocida caricaturista Rayma, le vetaron su publicación del día 03 de agosto de 2014.

El diario El Informador de Barquisimeto estado Lara tuvo dos renuncias por censura. La primera el 12 de mayo del periodista Fernando Gallardo y el 14 de julio María José Pacheco.

A la periodista Hecmiry Lugo se le impidió grabar una entrevista con la diputada María Corina Machado para ser transmitida en el programa meridiano que conducía en la televisora DAT TV de Valencia estado Carabobo. Fue despedida el 10 de julio de 2014.

El humorista Luis Chataing fue sacado del aire de Televen por presiones del gobierno a la directiva del canal el 10 de junio de 2014. Dijo que hubo presiones muy fuertes con sancionar a la televisora.

El 26 de mayo de 2014 el periodista Jovan Pulgarín fue despedido de su función como director del periódico deportivo Lider. La razón, no resaltar la victoria de Venezuela en los juegos sudamericanos de playa. En la fecha Maduro se quejó del tratamiento informativo que se dio a esta actividad.

José Rodríguez, moderador de un programa los jueves a las 8:00 de la noche en la televisora ContacTV de San Fernando estado Apure, fue sacado del aire intempestivamente el 22 de mayo de 2014 cuando entrevistaba a la diputada opositora Miriam Berdugo de Montilla. No hubo tiempo de despedirse. El programa no pudo volver al aire.

En Maracay, Elena Santini reportera del canal Telearagua, fue despedida el 14 de febrero de 2014. El director de la planta alegó que lo hizo con el fin de protegerla de agresiones por la supuesta afinidad con la oposición.

El periodista Omar Lugo, director del diario económico  El Mundo, fue despedido el 18 de noviembre de 2013 por informar en portada que las reservas del Banco Central de Venezuela habían bajado, basado en datos del ente emisor.

El caso de Dóninyer Alexander Zapata es un vivo reflejo del carácter antidemocrático de quienes están o son aliados del Gobierno de Venezuela. Zapata fue despedido el 28 de octubre de 2013 de Venezolana de Televisión, el principal canal del Estado, por cuestionar en twitter el servicio médico del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.

El 24 de octubre de 2012 se oficializó la venta del conglomerado de medios Cadena Capriles, ahora llamado Grupo Últimas Noticias y que es propietario de los diarios Últimas Noticias, El Mundo y Lider. Tras esta venta el cubrimiento informativo es bastante complaciente con el gobierno y la denuncia se ha minimizado. Varios periodistas han renunciado y otros han denunciado reiterada censura.

Cuatro emisoras de radio fueron sacadas del aire en el estado Amazonas. La Voz del Orinoco 98.5 FM fue cerrada el 12 de septiembre de 2013. Al día siguiente Chamánica 101.1 FM y La deportiva 99.9 FM. Ocho días después el 21 de septiembre incautaron los equipos de Impacto 97.5 FM. En todos los casos la medida fue acompañada por presencia de la Guardia Nacional.

Globovisión, el único canal en Venezuela de carácter informativo, era conocido a nivel internacional su perfil independiente y crítico. Tras ser comprado por empresarios aliados del gobierno cambió de línea editorial. Sus programas de investigación fueron cerrados, periodistas críticos coartados y se vieron en la necesidad de renunciar. Algunos líderes políticos o de ONG aseguran que fueron vetados. Las emisiones noticiosas muchas veces están llenas de noticias “suaves” o superficiales. Uno de los casos particulares fue el del periodista David De Matteis quien asegura que fue despedido por orden de la Ministra de Comunicación e Información Delcy Rodríguez por un twet jocoso cuando cubría una actividad oficial en el Palacio de Miraflores. Muchos otros renunciaron por presiones, censura o en rechazo al nuevo perfil informativo.

miguelcardozaprensa@gmail.com

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