@MiguelCardoza
San Fernando de Apure
El
Hato El Porvenir, ubicado en Bruzual, municipio Muñoz del estado Apure, lo
conforman 12 fundos que completan 39 mil hectáreas. Hasta el año 2011 cuando fue
invadido “oficialmente” habían 18 mil reses de la fina raza Brahma. Esa
referencia ya no es la misma de hace 60 años cuando sus propietarios de origen
austriaco-alemán se asentaron en la zona.
Cinco mil 500 cabezas de ganado de la mencionada raza han desaparecido
desde que fueron tomadas algunas fincas, aunque esta cifra pudiese ser mayor
debido a que en lo transcurrido del año no se han contado los animales por la
imposibilidad de desplazarse por las fincas. El valor del ganado perdido supera
los 70 millones de bolívares, según un reportaje del periodista Francisco Olivares
en El Universal, que estuvo en el sitio.
“Tras de las expropiaciones de fincas están operando mafias,
presuntamente ligadas a organismos gubernamentales, o al menos con contactos en
las diferentes instancias del poder local y militar, que en combinación con los
líderes de algunas organizaciones comunales sustraen los bienes pertenecientes
a los hatos productivos invadidos y los negocian con estas mafias que se llevan
el producto a Colombia”, cita el trabajo periodístico el cual mas adelante
resalta que ha habido desforestación e indica que la DIM está investigando el
tráfico de ganado y madera.
Uno de los accionistas, Adrian De Fries, mostró lo que afirma
son los documentos que certifican su propiedad y la productividad del predio,
que señala ha sido confirmado en las diferentes inspecciones realizadas. De
1500 vacas de reproducción sólo quedan 500 lo que hace peligrar la continuidad
de la raza Brahma 100% pura.
Con 18 años laborando para El Porvenir, el administrador del
hato Kenny Rafael Duin, lamenta las condiciones en las que se encuentran no
sólo las estructuras sino los encargados, 58 trabajadores fijos y otros 30 que
contratan para actividades eventuales. Desde diciembre de 2013 la venta está
paralizada y el Instituto Nacional de Tierras no les ha dado el permiso para
vender, lo que implica que en lo transcurrido del año la empresa no cuenta con
ingresos y la nómina se paga con préstamos bancarios.
La más reciente “invasión” ocurrió en mayo de 2014 cuando
tomaron los tres corrales más importantes del hato, 6 de las viviendas y
fundaciones donde habitan algunos trabajadores y sus familias. Unas 200
personas ingresaron con motos y camiones. Además de sentirse despojados
paulatinamente de su propiedad, los dueños se sienten agredidos por
calificativos
como “enemigos del pueblo” “terrófagos” y
“explotadores del campesino”, cuando afirman sólo se han dedicado a trabajar
por varias décadas que se invirtieron para producir el ganado de raza y la
carne de primera.
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