lunes, 7 de octubre de 2013

Sin instalaciones, agua, ni luz, reciben clases estudiantes de la escuela María Castro en Biruaca

Miguel Cardoza
Twitter: @MiguelCardoza
San Fernando de Apure

Al pasar por la calle solo se observa una casa de color rosado entre árboles. Al fijarse con detenimiento se observa que dice del lado izquierdo “Casa Comunal” y del otro costado “Escuela María Castro”. Allí laboran 8 docentes, 7 obreros y 2 directivos.
Esta institución está ubicada en el sector La Campereña del municipio Biruaca. Fue fundada en el año 2004 e inició funcionando en el Colegio Virgen de Betania, ubicado a pocos metros de donde está habilitada actualmente, no obstante desde hace 4 años están a la deriva.
152 estudiantes de primero a sexto grado están distribuidos en dos casas comunales y una casa de familia que prestan para que se pueda seguir impartiendo clases, comentó María León, una de las docentes quien preocupada manifestó que “además del poco sueldo que recibimos debemos trabajar en condiciones deplorables”.
Supuestamente el proyecto está por Fedes pero no hay respuestas concretas al respecto. El consejo comunal hizo la petición a los entes correspondientes a través de la jornada del denominado “Gobierno de Calle”, pero hasta ahora no se ha hecho nada.

La visita que no dio frutos
Hace dos largos años se presentó una comisión nacional del Ministerio de Educación, observaron la situación, escucharon impresiones y se fueron. Aún no han vuelto. “Ellos dijeron que bajo estas condiciones no se puede laborar, porque esta es una escuela de alto riesgo”.
Ya existe un terreno para la construcción de las instalaciones de la institución. “Queremos es que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto”, pidió la licenciada Johana Aponte.

El hampa se llevó todo
Durante la época vacacional los delincuentes hicieron de las suyas, se robaron la computadora, un aire acondicionado, el lavamanos y hasta el cableado que surte de energía la vivienda que sirve como escuela. El calor es inclemente y el sol penetra hasta la “oficina” de la directora, porque los hampones se introdujeron por el techo y dejaron un hueco.
Al llover, no solo el patio y los” salones” de la parte trasera se inundan, la oficina de la directora también al igual que las demás áreas porque las múltiples “visitas” de los malhechores han dejado múltiples rastros en el techo.

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