Miguel
Cardoza
Twitter: @MiguelCardoza
San Fernando de Apure
Al pasar por la calle
solo se observa una casa de color rosado entre árboles. Al fijarse con
detenimiento se observa que dice del lado izquierdo “Casa Comunal” y del otro
costado “Escuela María Castro”. Allí laboran 8 docentes, 7 obreros y 2
directivos.
Esta
institución está ubicada en el sector La Campereña del municipio Biruaca. Fue
fundada en el año 2004 e inició funcionando en el Colegio Virgen de Betania,
ubicado a pocos metros de donde está habilitada actualmente, no obstante desde
hace 4 años están a la deriva.
152
estudiantes de primero a sexto grado están distribuidos en dos casas comunales
y una casa de familia que prestan para que se pueda seguir impartiendo clases,
comentó María León, una de las docentes quien preocupada manifestó que “además
del poco sueldo que recibimos debemos trabajar en condiciones deplorables”.
Supuestamente
el proyecto está por Fedes pero no hay respuestas concretas al respecto. El
consejo comunal hizo la petición a los entes correspondientes a través de la
jornada del denominado “Gobierno de Calle”, pero hasta ahora no se ha hecho
nada.
La visita que no
dio frutos
Hace
dos largos años se presentó una comisión nacional del Ministerio de Educación,
observaron la situación, escucharon impresiones y se fueron. Aún no han vuelto.
“Ellos dijeron que bajo estas condiciones no se puede laborar, porque esta es
una escuela de alto riesgo”.
Ya
existe un terreno para la construcción de las instalaciones de la institución.
“Queremos es que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto”, pidió
la licenciada Johana Aponte.
El hampa se
llevó todo
Durante
la época vacacional los delincuentes hicieron de las suyas, se robaron la
computadora, un aire acondicionado, el lavamanos y hasta el cableado que surte
de energía la vivienda que sirve como escuela. El calor es inclemente y el sol
penetra hasta la “oficina” de la directora, porque los hampones se introdujeron
por el techo y dejaron un hueco.
Al
llover, no solo el patio y los” salones” de la parte trasera se inundan, la
oficina de la directora también al igual que las demás áreas porque las
múltiples “visitas” de los malhechores han dejado múltiples rastros en el
techo.
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