Fe y Alegría
No sólo los compradores de cemento en San Fernando se
tienen que calar las largas colas frente a los dos únicos sitios autorizados
por el gobierno nacional sino que ahora se le suma lo que llaman una presunta
estafa. Y es que hasta para comprar un saco de cemento tienen que emprender un
largo vía crucis. Primero deben acudir al consejo comunal del barrio para que
el mismo certifique la necesidad del producto. Luego van a la alcaldía para que
esta institución les otorgue el permiso para la adquisición. El penúltimo paso
consiste en pagar los sacos de cemento que va a comprar en una taquilla para
después pasar a retirarlos. En este último eslabón se está presentando el
nuevo problema ya que, a decir del señor Rafael Pérez, no están despachando el
producto pese a que la gente ya ha pagado. Dice que pedidos desde el mes de
setiembre.
La situación no solamente está afectando a los revendedores
que suelen especular con el precio de un saco de cemento hasta por 100
bolívares sino también a aquella persona que solo necesita unos pocos para
hacer remodelaciones en su casa. Se comenta que el control único de la venta de
este producto la posee el propio gobernador de Apure. Pero Ramón Carrizales ha
negado esta versión y afirma que solo supervisa el cemento que llega por otra
vía para la construcción de casas en el marco de la Gran Misión Vivienda
Venezuela. Lo cierto del caso es que ni el cemento se salva de las fallas de
abastecimiento en San Fernando.
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