miércoles, 22 de febrero de 2012

Invasiones que se “urbanizan” representan un gran desafío para las autoridades

Miguel Cardoza
Twitter: @MiguelCardoza
San Fernando de Apure

El problema de la vivienda en Venezuela y particularmente en el estado Apure es complejo. Según del dirigente Denny Mirabal se requiere como meta mínima veinte mil viviendas para el estado Apure y diez mil solo para San Fernando.
El costo de una vivienda es elevado, con un sueldo mínimo es imposible adquirir un inmueble, además los materiales de construcción son difíciles de encontrar, en medio de denuncias generalizadas de un presunto mercado negro con las cabillas y el cemento, por estas causas se ha observado la proliferación de invasiones (que no son justificables aunque haya necesidad), y la desorganización urbanística, ya que lo que hoy es una comunidad producto de una invasión con el paso del tiempo se va “urbanizando” sin planificación y con ausencia de servicios públicos eficientes, lo que siempre generará que las condiciones de vida de los habitantes no sean las más óptimas.
Un ejemplo del “desorden” en esta materia, por mencionar un caso, es el barrio Santa Inés, ubicado en la vía Intercomunal San Fernando – Biruaca, son terrenos inundables, no aptos para construcción de viviendas, sin embargo gran cantidad de personas decidieron tomarlo, además de la sobrepoblación para el tamaño de tierra (que imposibilita calles más amplias y creación de lugares de esparcimiento, entre otros, por no existir un orden en el levantamiento de los ranchos), las condiciones del área juegan en contra de los habitantes.
Motivado a que antes de habitar dichos espacios (en principio ilegal, ya avalado por las autoridades), no se hizo un relleno y análisis previo de la zona, la vulnerabilidad siempre está presente ya que las fallas de fondo son difíciles de corregir después de habitada la comunidad.
¿Cómo ampliar una calle si ya hay algunas casas “consolidadas”? Derribarlas sería una opción pero el detalle está en que para ello se requiere de una indemnización, la cual solo es posible con la intervención del Estado, en vista de que se vaya a construir viviendas dignas, cosa que no ha ocurrido en su totalidad debido a que aunque se han ejecutado planes residenciales, no ha llegado a todos los afectados.
Más allá de la cantidad de viviendas se requiere de un estudio a fondo que  conozca con exactitud la magnitud del problema. La Misión Vivienda Venezuela es digna de aplaudir si realmente ejecuta un censo correcto, más allá de buscar beneficiarios es primordial cuantificar cuantas personas necesitan dónde vivir. Primero hay que comenzar por la raíz, reconociendo que el problema es grave, luego teniendo en cuenta que se necesita y finalmente unificar estrategias para buscar solventar la carencia de soluciones habitacionales en Venezuela, que según los expertos a nivel nacional podría sobrepasar las dos millones.

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