jueves, 16 de abril de 2009

UNA HISTORIA MAS

Miguel Cardoza
San Fernando de Apure

Para algunos la historia pudiese parecer sin sentido sin embargo para las victimas el trauma si es mas que una historia y la negligencia de las autoridades tambien resalta en el hecho.

Eran las 9:00 de la mañana aproximadamente.
Lunes posterior a la semana Santa, un inicio de semana normal.

El dueño de la residencia sale, quedando en ella su esposa sus dos niñas (una de pocos dias de nacida) y una amiga.

A los pocos minutos de manera violenta irrumpen dos sujetos y someten a las feminas encerrándolas en una habitación. Los gritos de la niña al ver tal escenario comienzan mientras los sujetos amenzan con amarrarlas si no hacen silencio a lo que accedieron a la petición de los delincuentes.

Mientras las victimas aterrorizadas encerradas en silencio, los hampones volteaban la casa buscando un supuesto dinero que se encontraba allí. Al percatarse que el jefe de la familia no estaba y verificar que el dinero tampoco procedieron a llevarse prendas, teléfonos celulares, cesta ticket y cuanto pudieron.

Al terminar la faena dejaron amenazas y salieron como cualquier ciudadano sale de su vivienda, incluso se desplazaban a pie.

A los pocos minutos del hecho el hombre buscado llega.
Al enterarse de lo sucedido llama a a las autoridades. Y usted pensará aunque sea se acercaron a preguntar, pues no. Aun no han llegado al sitio.

La negligencia y falta de vocación de servicio de los cuerpos de seguridad contactados contrasta con el trauma con el cual quedó la hija mayor de la joven familia.
Ahora al salir su padre teme que los mismos delincuentes que destrozaron su vivienda ataquen a su papá.

Al día siguiente la menor se levantó gritando y llorando debido al amedrentador panorama que le tocó vivir por unos minutos, por lo que tuvo que ser llevada a consulta médica, y ya que profesan El Evangelio, fue llevada a un Pastor Evangélico para una Oración.

No se trata de hacer conjeturas y asegurar que las autoridades quizas fuesen capturado a los malhechores pero si indigna que a pesar de que se habia suscitado un hecho que requería de su presencia, no atendieran la solicitud.

Que negligencia.

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